La ruta parte de la iglesia parroquial de Sant Pere, documentada en el siglo XIII y con una gran reforma (inacabada) de principios del XX, dirigida por el arquitecto Gaspar Bennàsser. El primer tramo circula por el camino des Correu, cerca de la posesión de Bellavista, una segregación moderna de Son Tries.

Tras recorrer una zona de abandonadas paredes de piedra seca, se llega a la Font de Dalt de Son Tries, una fuente que emerge de una galería subterránea, con bancos de piedra y una mesa de piedra con un curioso rostro esculpido. Según la tradición, se trata del rostro de la hija de los propietarios de la alquería de Alcàsser (Son Tries), que murió de corazón roto.

Pasada el área recreativa de Son Tries, sigue por el camino de Son Ferrà hasta el Rafal des Capellans, posesión que estableció una parte de sus tierras para crear en el siglo XVIII el barrio de Vila Nova.

El barrio de la Vila Nova alberga un conjunto de casas con tejas pintadas, un arte popular que muestra, las esperanzas, las creencias, los miedos entre otros sentimientos de los habitantes de Esporles. También hay casas con interesantes esgrafias, como en can Mas.

Pasado el torrente de Sant Pere, continua por los caminos de Son Galceran i Son Bernadi, con magníficas vistas del pueblo. A continuación atraviesa el núcleo urbano junto a bellos inmuebles “noucentistes” como la Bernadeta. La leyenda vuelve a hacer acto de presencia en la “cova des Monjo”, donde dicen que un enigmático personaje pasó los últimos meses de su vida custodiando un mapa de tesoro.

El último tramo baja por el camino des Badaluc. Una vez aquí enlaza con la calle Major, una de las vías del núcleo urbano que permiten llevar a cabo un estilo de vida de antaño.